#ElPatoDeTriego es al final de cuentas un ejercicio de conciencia acerca del agua y su omnipresencia, el cual se va construyendo con cada lugar y con cada oportunidad de poner a nadar a este personaje que se ha convertido en parte esencial de mis viajes. A continuación les contaré un poco de cómo nació este proyecto y podrán ver algunas imágenes de este Pato interactuando con el agua y muchas ideas alrededor de ella (si por algún motivo no cargan bien las imágenes, vayan directo a instagram: https://www.instagram.com/triego/)
La cosa es así. Una vez estaba en una tienda de artículos para el hogar y caminando por los lineales me encontré con un pato que correspondía con la imagen mental que tengo de cómo es un pato de hule, así que me pareció bien llevarlo a pesar de que no tengo una tina en el baño ni nada que se le parezca y, así como muchas cosas que uno compra, el pato terminó dando vueltas por la casa sin encontrar su lugar en el mundo.
Pasó el tiempo y un día me quedé viéndolo y pensaba en que este pobre pato ni siquiera conocía un vaso de agua (es normal que me haga historias mentales dándole personalidad a muchos objetos inanimados, este blog es prueba de ello) y bueno, el tema es que después de imaginar que detrás de esa sonrisa se escondía el drama de un pato frustrado por no haber metido sus inexistentes patas en el agua ni una sola vez en toda su vida, tomé la decisión de llevarlo a la piscina del lugar donde vivo para tomarle una foto con el teléfono, y como buen aficionado a las redes sociales, compartirla en instagram (sí, soy de esos que le toman fotos a todo, pero no de esos que hacen selfies con duck face en cualquier baño que se cruzan en su camino).
La foto estuvo bien (la tomé el 28 de noviembre de 2011), pero no pasó nada más con el pato en ese momento, así que con el paso del tiempo decidí que el tema de este pato es el agua y se me ocurrió que hasta un charco podría ser un buen lugar para tomarle fotos y empezar la serie que les presento hoy.
Al final se me volvió costumbre tomarle fotos al pato en cualquier lugar de mi camino donde pudiera nadar: en un vaso de agua, en una fuente, en el mar o hasta en el splash del comercial de una bebida refrescante. Es así que de un tiempo para acá trato de que El Pato esté en mi maleta cada vez que viajo, pero a veces lo olvido y sufro como Precious cuando veo que perdí la oportunidad de hacerle fotos en lugares donde no le he tomado foto antes. Se ha vuelto tan habitual el proceso que El Pato ya es reconocido por mis amigos y seguidores (sospecho que él sí les cae bien) y lo echan de menos cuando dejo pasar días sin subir fotos nuevas. La verdad me hubiera gustado empezar con esto algunos años antes para haber tenido registro de muchas más ciudades en los países que he tenido la oportunidad de visitar, pero bueno, ojalá este blog siga creciendo y me lleve a tomarle fotos al pato en todo el mundo (inserte aquí risa malévola del autor).
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