Lecturas divertidas, Lecturas varias
Por el piso.
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Siempre supo que esto iba a pasar algún día pues su destino estaba en manos de alguien más, y aunque no quería que fuera así, debió afrontarlo. Primero se arrastró sobre la alfombra, luego se deslizó sobre la fría baldosa y finalmente salió a la calle. La noche anterior había llovido, así que aún se conservaban charcos que no habían sido evaporados por el sol de la mañana que recién se levantaba por el oriente de los humanos. El asfalto de las zonas expuestas al sol le quemaba la parte del cuerpo que chocaba contra el suelo, y lo frío de las zonas de sombra le daba algo de alivio, pero sin embargo, más adelante, la superficie por la que tenía que arrastrarse involuntariamente era seca y pedregosa. A cada paso se llenaba de pequeñas heridas que sumadas a la humedad que aún conservaba de su paso desafortunado por uno de esos sucios charcos que habitaban la calle ese día, configuraban un dolor inconmensurable, probablemente era la pesadilla más temida de los de su especie la que se le estaba haciendo realidad hoy.
Pasado un rato, y siendo pisoteado involuntariamente muchas veces por ese alguien que manejaba su destino, el camino lo llevó al fresco césped que en algún lugar de la ciudad marcaría el fin de su sufrimiento. Allí, por fin, ese alguien se dio cuenta de que tenía el cordón del zapato desamarrado.
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One Comment
Cynthia Esparza
Que trágico :'(
Llegué a pensar que era alguien sin bracitos ni piernitas