Lecturas divertidas, Lecturas varias
Woody Allen no me lo va a creer.
verosímil.
1. adj. Que tiene apariencia de verdadero.
2. adj. Creíble por no ofrecer carácter alguno de falsedad.
inverosímil.
1. adj. Que no es verosímil.
sueño.
(Del lat. somnus).
1. m. Acto de dormir.
2. m. Acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes.
Pasadas estas definiciones procedo a contarles algo acerca de un sueño verdadero que tuve hace algún tiempo, pero que hace un par de horas, después de ver «Medianoche en Paris» de Woody Allen, pasa a ser verosímil para mí pero inverosímil para ustedes. No importa que no me crean (que es lo que yo probablemente haría si uno de ustedes me saliera con una coincidencia como esta), es algo que me exige catarsis inmediata.
Para ponerlos en contexto debo decir que normalmente sueño con historias extrañas como la de los juguetes vengativos o la del concurso de dolores de cabeza, que son producto de esa licuadora de ideas que es mi subconsciente. Por eso siempre que puedo, y después de mucho entrenamiento, al despertar de un sueño apunto esas historias únicas que acabo de vivir (si valen la pena y no son clasificación R) para después convertirlas en cuentos como los que aparecen en este blog.
Ahora sí hablemos de Woody Allen… ¿A ustedes les ha pasado en la escuela, en la universidad, en el trabajo o en algún momento de la vida, que tienen una respuesta a una pregunta y no la dicen; pero después alguien sí la dice y resulta que era muy buena? Pues algo parecido me pasó a mí; advierto de nuevo: es inverosímil, no verosímil y producto de un sueño de esos que sueño cuando estoy soñando. Si vieron la película me van a entender.
Mi sueño ocurría en Bogotá. Yo estaba en una calle cualquiera esperando un taxi, y como hacen muchos, estaba esperando a que pasara uno bonito, ojalá último modelo -porque normalmente son más cómodos que los que llevan años acumulando anécdotas por toda la ciudad-, pero para sorpresa mía estaban pasando autos muy viejos: carros modelo 70, 80, 50, 90 y algunos de este siglo.
En fin… me fui en uno nuevo y llegué a mi destino, pero para regresar me tocó subirme a uno antiguo. Mi sorpresa fue grande cuando después de varios viajes entendí que cada auto me llevaba a la década correspondiente a su año de fabricación, es decir, si el carro era de los 80’s, me llevaba al lugar de Bogotá que yo quisiera, pero a ese lugar tal y como era en esa década. Fin del sueño.
¡Grandioso! tuve un sueño que podría ser un recurso perfecto para la trama de una película, pero nadie me va a creer que soñé eso porque un tal Woody Allen (que tiene un poco más de credibilidad en el mundo que yo, sólo un poco más) ya hizo algo parecido.
El tema es que eso sólo me pasa a mí, aunque suene inverosímil, irreal y poco creíble; pero el problema de fondo es que si un día vuelvo a decir que una vez soñé algo que se parece a una película que aún no se había hecho, es posible que nadie me crea, ni siquiera Woody Allen y su enorme imaginación.